Por Fernando Hiciano
Novelista
La República Dominicana es una fuente de agua viva, pero al ritmo que la llevan pronto ha de extinguirse. A sabiendas que este país promete ser el centro financiero más próspero y fuerte del Caribe y con ello, parte de América, más bien es cierto que los problemas nacionales siguen siendo un dolor de cabeza para los dominicanos. Además, se suma otro, y es la debilidad de la frontera con Haití, amenazando derrumbar la economía que va enflaqueciendo y tocando fondo. El 17 de mayo del 2017, el director de Servicio Nacional de Salud, Dr. Nelson Rodríguez Monegro había revelado en El Nacional, que el Estado gasta más de 5 mil millones al año en partos a las inmigrantes haitianas. Además, el 80 y 90 % de los hospitales de la región fronteriza los partos que se practican corresponden solo a las haitianas. Casi el 40 % del presupuesto de la salud de los dominicanos es gastado por estos indocumentados. ¿Por qué el gobierno no presupuesta anualmente una partida para dar respuestas a estos y otros extranjeros que conviven con nosotros?
El trasiego de nacionales haitianos casi siempre se realiza en connivencia con una mafia que opera entre ambos países. Cada día más ese negocio se hace más jugoso y poderoso al mismo tiempo. No se sabe a ciencia cierta la cantidad de haitianos que viven en nuestro suelo, pero se estima, según la Agencia para el Desarrollo Internacional de Los Estados Unidos, (USAID) que el número oscila entre 450,000 y 1.2 millones. Sin embargo, deferimos con esa cifra, ya que los haitianos acostumbran a convivir en colonias en las grandes y pequeñas ciudades del país. Se reproducen de manera exorbitante y sin ningún control estatal. Hay otras fuentes que dan cuenta de la existencia de más tres millones de tales emigrantes. Son masas sedentarias, pero exitosas en su reproducción, no están registradas en el Estado, preocupando más a las autoridades dominicanas. Si un mal día, la justicia dominicana tiene que perseguir un crimen entre ellos o contra nosotros será difícil para no decir imposible encontrar a los criminales, ya que se observa que la gran mayoría no están identificados. Sin embargo, Haití no es el único país que tiene inmigrantes indocumentados, también se aprecian muchos venezolanos, colombianos entre otros nacionales de otros países sin ningún control de las autoridades de migración.
El trasiego humano no es la única actividad criminal que se realiza constantemente por la frontera dominico-haitiano. También la ruta internacional de las drogas casi siempre pasa por esa débil y enfermiza frontera. En ese sentido, el negocio de las armas ilegales generalmente viene por allí siempre en connivencia con algunas masas putrefactas de la policía o militares que le son asignados a vigilar. Constantemente la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) decomisa cargamentos de estupefacientes, y al mismo tiempo detienen personas pertenecientes a redes de narcotraficantes que introducen drogas desde Haití hacia República Dominicana.
Para evitarnos un mal sin precedente, el país debe construir una pared utility, inteligente que ponga fin a una preocupación nacional. Esta infraestructura tiene que reposar en la constitución como una obra de necesidad nacional, que obedezca a un plan de nación y no a un gobierno en particular.
El restavek es el que traficante haitiano con menores de esa nación. Prometen a los padres llevar a los niños a República Dominicana con el fin de tener mejores condiciones de vida, pero después de consumado la operación, los chicos son sometidos en República Dominicana a diversas formas de explotación sexual por pedófilos nacionales y extranjeros. A veces, son obligados a trabajos forzados y en otras ocasiones, son empleados por criminales a mendigar en las calles del país. Más de 50,000 niños cada año cruzan la frontera hacia la República Dominicana. Los padres saben que si sus hijos no buscan otro destino sabrán que correrán la misma suerte de comer arcilla sazonadas. Aunque provocan serios dolores en el estómagos y desnutrición al mismo tiempo, el hambre no espera. Las estadísticas dicen que más del 50 % de la población haitiana pasa hambre y viven en condiciones infrahumanas.
La invasión masiva, pacífica de haitianos hacia nuestro país es orientada por los poteas que sirven de traductores entre su dialecto y nuestro idioma. Los traficantes emplean estas personas para tener mayor seguridad de la actividad criminal que realizan sin que estos sean perseguidos por las autoridades.
Recientemente, los Partidos Latinoamericanos se reunieron en Quito, Ecuador. En la misma se determinó que la República Dominicana es el país más solidario del mundo con Haití. Este órgano social pidió a la comunidad internación asumir compromisos firmes para ayudar a esa nación. Haití es uno de los principales socios comerciales con República Dominicana. ¿Es necesario emplear un perfil bien definido de las autoridades de migración que protegen nuestra frontera? Todas las semanas en la frontera se celebra el mercado binacional, y solo en el 2017 se reportó un monto de más US$ 429.6 millones al año. Sin embargo, el día que una de estas bandas armadas haitianas decide paralizar la actividad comercial, los ciudadanos haitianos se van sin los insumos para sus hogares. Estas bandas secuestran los tanqueros que transportan combustibles, cobran peajes y son los dueños de la calle. ¿Qué ha hecho la comunidad internacional con esos delincuentes que un día no muy lejos serán quienes gobernarán esa nación? La construcción del muro entre las dos naciones no puede esperar. En Haití ya no hay atractivos que buscar, solo el bandidaje se beneficia de sus operaciones criminales. La mafia reina en esa nación, porque un día la anaconda la succionó, y luego fue vomitado como bagazo sin sangre y poco ánimo de levantarse. Esa serpiente tiene su nombre y la comunidad internacional la representa.
La invasión masiva de inmigrantes haitianos siempre ha sido motivada por los gobiernos antecesores a este, de igual manera con el consentimiento de los hateros y empresarios que buscaban la mano de obra barata en esa población, muy por debajo de la dominicana, ignorando que el desempleo es uno de los problemas más graves de la República Dominicana. Además, esta situación crea un problema en el futuro, insustentable para el presupuesto nacional de la nación, sumándose la inefectividad de la persecución del crimen en una sociedad que no está registrada. Sin embargo, este fenómeno data de los primeros años del siglo XX, y siendo la inmigración haitiana motivada por el gobierno de entonces. No se explica en los abismos de Trujillo, cómo ordena ejecutar más de 30 mil haitianos, siendo el dictador de descendencia haitiana. ¿Acaso no es el momento de reflexionar y hacer una autoevaluación la inmigración haitiana hacia nuestro territorio sea cargada en los hombros por la comunidad internación, también cae nuestra culpa sobre nuestros lomos por ser tan permisivos hasta con nosotros mismos? Ahora desconocemos si realmente existen células armadas de esas bandas haitianas en nuestro territorio o si intentan crear situaciones embarazosas que tengamos que lamentar por mucho tiempo. Nuestros muros deben estar bien guardados para evitar en el futuro próximo, pero muy pronto se produzcan caravanas de inmigrantes haitianos hacia nuestra frontera, emulando las multitudinarias caravanas que salen de Centro América hacia Los Estados Unidos. Huyendo estas poblaciones del hambre y el régimen sanguinario del presidente Ortega.
Haití fue la colonia francesa Saint Domingue. El país fue creado por Toussaint Louverture y proclamada su independencia de los franceses por el general Dessalinne en el año 1804. Se conoce como la primera la independencia de toda América. Esta nación pudo ser el paradigma de todo el mundo, pero desde su fundación ha sido asediado por delincuentes que la han gobernado y se ponen de acuerdo para estrangular la gobernabilidad de la nación. Mientras pasa el tiempo, el Estado se va deshilachando, quedando repartida en las mafias de esas tres bandas armadas que manipulan el gobierno.
De ningún modo, la República Dominicana no puede descuidar su frontera con esas delincuencias que atentan contra la soberanía de la nación. El Listín Diario da cuenta del 13 octubre del 2021 que el Cuerpo Especializado en Seguridad Fronteriza Terrestre (Cesfront) dispuso el cierre y reforzó la seguridad de la puerta binacional del paso fronterizo en Carrizal, Elías Piña. Visualizándose varios pandilleros con armas largas, próximo a la mencionada entrada. Eso es grave, y si bien lo hacen desde el otro país nos tiene que llamar a la atención porque desafían la integridad de los dominicanos. Además, en las condiciones estrechas y debiluchas de la justicia haitiana en que se encuentra esa nación es un espacio idóneo para la operación de alguna célula del Cartel Cáliz o de Medellín para desarrollar el negocio de estupefacientes en República Dominicana y utilizar nuestro país como puente. Nuestra nación por razones geopolíticas está en el centro de América y en el ombligo del mundo. De ningún modo queremos ser consumidores de drogas, ni menos transportadores de estupefacientes a otros países, y que tantas secuelas nocivas han provocado en los ciudadanos y a la gobernabilidad y paz social de las naciones.
Los grandes líderes mundiales hablan de puentes, en vez de levantar muros, ¿pero debemos dejar las puertas abiertas de par en par cuando tenemos una mafia que amenaza constantemente con nuestras vidas? UNICEF, sostuvo este año, que siete escuelas haitianas para poder desarrollar sus actividades didácticas con los estudiantes deben pagarles a las pandillas para que le permitan dar clases. Esas pandillas también amenazan la paz de la región y puede ser que la mafia colombianas o mexicanas cambien su residencia en ese país por el asedio en que han sido sometidos en los países suyos por organismos internaciones que persiguen ese flagelo. El asesinato del presidente Juvenal Mouse puede dar alguna lectura a ese hecho bochornoso que asesinato que repercutió a nivel internacional. En una hipotética intervención norteamericana en Haití, esas pandillas buscarán refugio en nuestro país.
Una nación donde más del 50 % de la población están padeciendo hambre, siempre las medidas adoptadas se hacen a base de la prontitud y no de la prioridad. Haití no era pobre, las potencias la empobrecieron, colocándola en el primer país más pobre de América y el segundo del mundo, pero la República Dominicana siempre ha sido la mano amiga de ese pueblo. En los momentos más difíciles, nuestro país es el primero en ofrecerle sosiego y solidaridad. Esa nación gozaba de grandes riquezas naturales, pero el estilo de vida primitivo de los haitianos, la apetencia de la comunidad internacional lo convirtieron en un sepulcro de sueños.
Nuestro país no puede cargar solo todas las necesidades de esa empobrecida nación. La comunidad internacional debe asumir compromisos responsables que dé pie al sueño de Toussaint Louvertiere cuando ideó esa nación libre, con igualdad de condiciones, concretizando las oportunidades para hacer un país posible. Pero ¿Qué ayuda se puede esperar de Los Estados Unidos, cuando este año los inmigrantes haitianos en río Bravo, fueron reprimidos a la usanza primitiva, asediado por el látigo y las riendas que lo empleaban a modo de látigo, persiguiéndolo como los señores feudos hacían con los esclavos de la Edad Media?
Según fuentes confiables en Haití todavía se realizan ritos con sacrificios humanos para conectarse con los espíritus que le ofrezcan mejores condiciones de vida. Hay un segmento de la población que practican la antropofagia, pero este país no es el único en el mundo en desarrollar estas acciones del canibalismo humano. En Rusia ya se han detectado algunos casos similares y han sido sometidos a la justicia. Algunos religiosos creen que los problemas naturales y sociales de este país son porque le han ofendido a Dios. Desde su misma fundación no salen de todos tipos de problemas, azotado por fuertes ciclones y terremotos que han sepultado sus sueños y también su hambre. Aunque actualmente Haití significa una amenaza para nosotros, será difícil convertirla en oportunidades. Sin embargo, el Dragón como se le conoce al pirata Francis Drake nos asecha día tras día desde el vinoso océano para despojarnos del tesoro. ¿A dónde van nuestras riquezas, sino a los pretendientes de Penélope, destruyendo la casa de Odiseo? Esto es grave señores. Muévase señor presidente.
Luis Rodríguez Fotografía, El poeta del lente.
Cada momento, cada espacio, cada imagen es una razón para no olvidar